El riego de las plantas es un parámetro fundamental. El exceso de agua y la falta de humedad pueden resultar fatales para las plantas. Sin embargo, muchas personas nunca encuentran el ajuste adecuado y, a menudo, repiten los mismos errores. Para evitar que tus plantas se marchiten prematuramente, es importante tener en cuenta varios factores: clima, luz, suelo, tipo de planta y sus necesidades hídricas. Sabiendo que en invierno la frecuencia de riego debe disminuir, aquí tienes algunos consejos a seguir.
Riego en invierno: las reglas de oro
El agua es fundamental para la supervivencia de las plantas: no sólo las mantiene hidratadas, sino que también favorece una buena absorción de nutrientes. Todas las plantas necesitan agua. Excepto que la dosis varía de una especie a otra. Por eso es importante tener la mayor información posible sobre cada planta para determinar todas sus necesidades. Sin embargo, la mayoría de las veces el riego de las plantas de interior no está bien controlado. Algunos se aventuran a regar sus flores según sus deseos, otros establecen rituales eligiendo un momento concreto para pulverizar sus plantas. No, no hay un momento concreto para hacerlo, afirman los expertos.
Naturalmente, la frecuencia de riego varía según las estaciones. Sepa en particular que en el período invernal las plantas de interior entran en reposo vegetativo: generalmente comienza a finales de otoño o principios de invierno. Se trata de un periodo de recuperación tras la estación cálida en la que tus plantas han recibido recursos suficientes para una floración abundante. Tenga en cuenta que durante esta fase de descanso consumen menos energía y se preparan para dar a luz nuevos brotes primaverales. Por tanto, cada planta tiene sus propias preferencias y necesidades a la hora de regar. Además, para mantenerlos sanos y hermosos, es absolutamente necesario tener en cuenta todos los aspectos que los mantendrán sanos.
Durante esta fase de inactividad tus plantas no necesitan mucha agua, a menos que florezcan durante este período. El riego se debe realizar una vez cada dos semanas para algunas y nada para otras.
Estas son las frecuencias de riego de las plantas de interior más populares:
- Begonias: No las riegues nada en invierno.
- Cactus: Puedes regarlo una vez cada tres semanas, en pequeñas cantidades.
- Azaleas, hiedra, geranios o eucaliptos: regar muy raramente o nada.
- Ficus, dracaena y otras plantas tropicales: regar un máximo de dos veces por semana.
- Orquídeas : riégalas una vez cada dos semanas, preferiblemente por la mañana, con agua a temperatura ambiente.
Factores a considerar antes de regar
- Tipo de planta: Como se mencionó anteriormente, la cantidad de agua necesaria varía según la especie. A algunas plantas les gusta la humedad y otras prefieren la sequía. Así que asegúrate de identificar las necesidades de agua de cada una de tus plantas. Entonces podrás tener una idea más precisa de la frecuencia de riego.
- Compruebe siempre la sequedad del suelo: para ello utilice un palo de madera. Si se desliza fácilmente hacia el suelo, todavía hay humedad. Si se pega a la superficie, la tierra no está hidratada. Por lo tanto, es necesario realizar un riego (dependiendo del tipo de planta, obviamente).
- Prueba el peso de la maceta: esta es otra forma eficaz de comprobar la cantidad de agua que queda en la tierra. Si está seco, es necesariamente más ligero que el suelo húmedo. Por tanto, notarás una notable diferencia de peso entre una planta regada y una planta seca.
- Otro consejo para comprobar la tierra: utilice las yemas de los dedos para sentir la tierra de la maceta a través de los orificios de drenaje. Esto te permitirá evaluar la sequedad del suelo para determinar si es necesario regar o no.