El laurel no sólo tiene valor ornamental en el jardín, sino que también es conocido por sus propiedades culinarias y medicinales. En infusiones favorece la buena digestión, elimina toxinas y estimula el apetito. Pero además de aromatizar nuestros platos con su embriagador aroma, esta hierba resulta especialmente útil para muchos fines. ¡Veámoslos!
Laurel: ¡úsalo siempre de esta manera!
Antes de utilizar las hojas de laurel es necesario secarlas para que conserven sus propiedades durante varios meses. Pero si tienes algunas hojas frescas y quieres utilizarlas inmediatamente, puedes utilizar este pequeño truco casero.
El proceso es muy sencillo, basta con utilizar el horno a baja temperatura (40°C). Estos son los pasos a seguir:
Coloque las hojas separadas entre sí en una bandeja para hornear.
Déjalas secar durante 1 hora y dales la vuelta a mitad de cocción.
No olvides revisarlos de vez en cuando para asegurarte de que no se quemen.
Apaga el horno y déjalas enfriar por dentro durante al menos una hora.
Una vez enfriados, guárdelos en una caja hermética.
Otro consejo: el método clásico para secar las hojas de laurel es colgarlas en un lugar fresco y seco. Basta con cortar algunas hojas del jardín o de un jarrón, lavarlas bien y secarlas con papel. Luego, ata las hojas para formar un manojo y cuélgalas boca abajo en un lugar oscuro y aireado. Déjalas así durante 15 días. Pasado este tiempo, las hojas estarán perfectamente secas y listas para su uso.
Hojas de laurel dejadas en el frigorífico durante la noche: ¿qué pasa al día siguiente?
Mantener un frigorífico perfectamente limpio es un reto diario. Entre líquidos derramados, alimentos podridos olvidados y quesos con olor fuerte, en este aparato a menudo se mezclan olores desagradables. Para remediarlo, es importante limpiarlo y desodorizarlo periódicamente, para que los malos olores no sean absorbidos por otros alimentos. ¿La solución? El poder desodorizante de las hojas de laurel. Ahora que las hojas están secas, puedes utilizarlas para neutralizar los malos olores en el frigorífico.
Simplemente esparza un puñado de hojas secas en los distintos estantes del aparato. ¡Y eso es!
Las hojas de laurel secas también puedes añadirlas a tus recetas para dar sabor a carnes, pescados, guisos, etc.