Con la llegada de la buena estación, se acabaron las comidas pesadas y voluminosas. Aspiramos a comer cosas frescas y ligeras. Es el momento perfecto para abastecerse de vitaminas, verduras y ensaladas gourmet pero bajas en calorías. En verano reina la lechuga, crujiente y saciante. Iceberg, rúcula, frisée, berros, lechuga romana… ¡No faltan opciones para variar tus comidas! Además, aderezado con un chorrito de aceite de oliva y un poco de vinagre, combina a la perfección con infinidad de alimentos para ofrecerte sabrosas ensaladas mixtas. Su único problema: tiende a oscurecerse y estropearse rápidamente. ¿Cómo podemos evitar que se seque antes de tiempo para mantener su frescura y textura crujiente durante más tiempo? Aquí’
Hay que entender que no todas las hortalizas son iguales en el ámbito de la conservación. Sería un error ponerlos todos en el mismo lote: algunos resisten perfectamente el frío, mientras que otros pueden deteriorarse más rápidamente en un ambiente muy frío. En otras palabras, el frigorífico no debe considerarse un experto en todos los oficios. ¿Qué verduras toleran mejor el frío? Encontramos en particular la lechuga y sus derivados, pero también la col, las espinacas, las berenjenas, las acelgas, los nabos, los rábanos, el brócoli, las judías verdes o los pepinos. Veamos ahora cómo conservar adecuadamente la lechuga para que se mantenga fresca durante al menos tres semanas.
¿Cómo mantener la lechuga fresca por más tiempo?
Una vez que hayas comprado tu preciosa lechuga en la frutería, es importante seguir algunas reglas básicas para conservarla bien en casa. Ojo, casualmente, esta gran ensalada verde es un caldo de cultivo muy favorable para diversos patógenos, como hongos, moho y bacterias (salmonella y E. coli). Para evitar intoxicaciones alimentarias, es imprescindible enjuagar bien la lechuga.
Uno de los consejos más eficaces para conservar la lechuga en buen estado por más tiempo es conservar las hojas enteras. Sin embargo, es muy importante cuidar algunos detalles: corta las lechugas hoja a hoja, lávalas con cuidado y guárdalas bien en el frigorífico en un recipiente hermético para prolongar su vida. De esta forma conseguirás una mayor higiene y por tanto una mejor conservación.
El truco extra : para lavar bien tu ensalada, sumerge todas las hojas en un recipiente grande lleno de agua fría y vierte medio vaso de vinagre blanco que eliminará todas las impurezas. Después de 10 minutos, exprime las hojas y guárdalas en la caja hermética antes de colocarlas en el frigorífico.
El truco para mantener la lechuga fresca, paso a paso
El truco viral para mantener la lechuga fresca durante 3 semanas es colocarla en un recipiente de vidrio hermético y cubrirla con toallas de papel. ¡Te sorprenderá su frescor duradero!
Estos son los pasos a seguir:
- Picar la lechuga hoja a hoja
- Enjuague bien las hojas bajo el grifo.
- Luego colócalos en el recipiente de vidrio hermético.
- Limpiar bien el recipiente
- Ciérralo y derribalo
Al colocar el recipiente en esta posición en el frigorífico, las toallas de papel absorberán la humedad de las hojas de lechuga para mantenerlas en perfecto estado durante más tiempo. De esta forma podrás disfrutarlo durante varias semanas y consumirlo tan pronto como quieras. Notarás que las hojas se mantienen frescas y crujientes. ¡La ventaja es que tu lechuga ya estará lavada y cortada! Basta con tomar unas cuantas hojas para preparar deliciosas ensaladas.
Otros consejos sencillos para conservar la lechuga
Quizás no lo sepas, pero existen más de cien variedades de lechugas en el mercado, como la iceberg, la romana, los corazones de lechuga, etc. Esta hortaliza sana y equilibrada se caracteriza por sus hojas finas y verdes. Pero, generalmente, su duración es bastante corta. De hecho, entre la acción de la humedad y el aire, corre el riesgo de oscurecerse y marchitarse más rápido de lo que nos hubiera gustado. Por ello, para optimizar su conservación y prolongar su vida, hay que tomar algunas precauciones.
A continuación te damos algunos consejos que te ayudarán a conservar su frescura:
- A la hora de comprar recuerda elegir lechugas de excelente calidad, tanto verdes como frescas, sobre todo no marchitas. Cuanto más verdes sean las hojas, mejor.
- ¿Acabas de poner tu lechuga iceberg en el frigorífico? Asegúrate de que sus hojas no toquen las paredes. Para evitar el más mínimo inconveniente, lo mejor es guardarlo dentro de una bolsa y en uno de los cajones destinados a las verduras.
- ¿Estás acostumbrado a arrancar hojas cuando sea necesario? Recomendamos no utilizar tijeras u otras herramientas. Corta siempre las láminas a mano para que no se deterioren ni se oxiden demasiado rápido.
- Evite remojar las hojas por mucho tiempo. Lo mejor es lavarlos y secarlos antes de comerlos, a menos que ya estén un poco marchitos. En este caso puedes dejarlas en agua unos minutos para que recuperen algo de su frescor y consistencia gracias a la hidratación.
- En el frigorífico, nunca coloques tu lechuga cerca de alimentos que emitan gas etileno, como plátanos, tomates, manzanas o peras. ¡Esta es la mejor manera de acelerar su deterioro!
- Por último, nunca congeles la lechuga verde, ya que las hojas pueden romperse, perder textura y sabor.