Si no tienes lavavajillas, sabes lo tedioso que es lavar los platos a mano. Sin embargo, para poder hacerlo rápidamente, existe un ingrediente muy efectivo: la lejía.
Este producto también es muy útil cuando, mientras disfrutamos del rendimiento de un electrodoméstico especial, tenemos pocos platos que limpiar y no queremos ponerlo en marcha para evitar un derroche energético innecesario.
Estamos acostumbrados a usarlo para la ropa blanca, ya sea a mano o en la lavadora, o para higienizar el suelo: conocemos muy bien su poder higienizante, su carga higienizante, sus propiedades para erradicar cualquier germen o bacteria.
También sabemos que no debemos inhalarlo porque irrita las mucosas. Solemos usar guantes cuando lo manipulamos y reparamos nuestra ropa, porque una salpicadura es suficiente para arruinarla y mancharla de forma indeleble. Pero, quizás, antes de ahora, a nadie se le había ocurrido usarlo también en el fregadero, para lavar los platos rápidamente.
Veamos cómo hacer para limpiar los platos en poco tiempo.
Lava los platos rápidamente: la lejía funciona muy bien y ahorra dinero
Partamos de la base de que cualquier detergente del mercado limpia y vajilla a fondo, tanto a mano como en el lavavajillas, pero no desinfecta. La lejía, por otro lado, tiene estas propiedades higienizantes que erradican cualquier tipo de gérmenes, virus, hongos y bacterias.
Si hasta ahora su uso ha quedado relegado a las superficies del hogar, sobre todo en el baño o la cocina, ahora podemos extenderlo también al propio lavabo.
Sin embargo, es necesario seguir ciertas reglas, que son esenciales para un buen éxito. El resultado será sin duda satisfactorio en lo que respecta a la limpieza profunda, pero no solo. La lejía nos permite ahorrar dinero en detergentes químicos especiales y sobre todo en agua, un factor que es de vital importancia hoy en día, dada la escasez y la continua sequía.
Antes de empezar, hay que hacer una aclaración más: te recomendamos que no lo utilices en plata, acero no inoxidable y aluminio, o los arruinarás irreparablemente.
Ahora pasemos al procedimiento: póngase guantes de goma y llene el fregadero con agua NO caliente, de lo contrario, el poder limpiador del cloro se evaporará y anulará su efectividad.
Diluye 1 cucharadita de lejía por litro de agua y coloca los platos a remojo durante 2 minutos. ¡Ahora simplemente enjuágalos con una esponja y déjalos secar al aire!
¡Fácil, rápido y barato!