Trucos y secretos para tener una planta de romero siempre frondosa y abundante

El romero es una de las plantas aromáticas más utilizadas en la cocina . Al ser ingrediente fundamental de infinidad de preparaciones, podría resultar más que conveniente tener una planta de romero floreciente siempre al alcance de nuestro balcón.

Esta planta es muy resistente, se adapta perfectamente al cultivo en maceta y, siguiendo algunos consejos, puede durar años y años sin cuidados especiales. En este artículo te explicamos cómo hacerlo.

El romero es una planta típica de la zona mediterránea, por lo que no deberíamos tener especiales problemas para adaptarla a nuestro balcón. La planta se utiliza en la cocina desde hace siglos, pero también tiene numerosas propiedades terapéuticas y por eso también se utilizaba en la medicina tradicional.

Tan pronto como compres el mapa

Si acaba de comprar una planta, transfiérala inmediatamente a una maceta más grande en un lugar soleado: al romero le encanta la luz del sol.

El romero no necesita condiciones particulares de humedad, ya que es una planta que se adapta bien a ambientes secos. A diferencia de otras plantas de interior, no es necesario humedecerla constantemente para evitar que las hojas se sequen.

Capa superficial del suelo

El romero se adapta bien a cualquier tipo de suelo, tiene buenas raíces e incluso crece en suelos pedregosos. Utilice cualquier tierra baja en sales (que ralentizan el crecimiento de la planta).

Asegúrate de darle a la planta un buen drenaje, a través de agujeros en el fondo de la maceta y grava en el fondo de la tierra. Rosemary sufre mucho por el estancamiento del agua.

Riego

Recuerda que no es necesario regar el romero con frecuencia. Regar en exceso puede dañar la planta, así que riega solo cuando notes que la tierra está seca. Para ello, no te limites a mirar la superficie de la tierra: intenta introducir un dedo y mira el nivel de humedad a unos 4-5 centímetros de profundidad y riega sólo si está realmente seca.

En los meses fríos basta con un riego a la semana, mientras que en verano incluso dos pueden ser suficientes.